viernes, 20 de mayo de 2011

¡Porque las cosas son así!

Tras todo lo aprendido a lo largo de estos meses, en esta última entrada, una servidora lanzará la vista atrás para analizar determinados momentos vividos que posiblemente han determinado quién y cómo soy , además de por qué he llegado hasta aquí.
Con tan solo cinco años recibí una muñeca que respondía al nombre de Barbie. Una muñeca rubia, flaca y de extraña expresión, ¿por qué la recibí a ella y no un coche o un Action Man? A los nueve años tomé la comunión, un ritual de la Iglesia Católica y todo un gesto de madurez para ésta; la cuestión es, ¿por qué lo hice si hasta hoy día me planteo la existencia de Dios? Recién cumplidos los doce, estando en el colegio, un compañero se negó a trabajar conmigo pues decía que los negros estaban limitados. Según dicen el límite es el cielo, ¿y no es éste de color azul? Cuatro años más tarde vi como toda una generación no sabía bien qué es lo que estudiaba, si EGB, LOGSE… ¿a qué se debía todo esto si cada vez más gente se dejaba los estudios?






Años después de esto, me planto con diez y nueve años. A mi casa llega algo denominado “tarjeta censal” recordándome mi derecho a voto, pero ¿cómo votas y a quién, si todos dicen luchar por reducir todas y cada una de las desigualdades que han marcado mi existencia y la del resto de ciudadanos? Aún con todo ello, si algo me ha quedado claro a lo largo de estos años es mi compromiso como ciudadana; un honor que ha costado siglos de desigualdad y disputa social; todo un derecho que me legitima a poner mi granito en la sociedad y progresar en esas desigualdades. Por todo ello ejerceré el voto, esos sí, quién sabe si determinada por todos estos factores culturales que han hecho mella en mi.